Todos los días vemos, pero no miramos. Todos hemos estado sorprendidos ante la vista de alguien que ha estado fuera de nuestras vidas por años, lugares que conocíamos, los cuales fueron destruidos o renovados, o los grandes logros que podemos admirar en otras personas o nosotros mismos. El contraste es claro, el qué es obvio. Por otro lado, lo conocido se vuelve invisible ante nuestros ojos. «Ya conozco la forma, color, carácter, y el impacto» nuestra mente argumenta. ¿Qué tan sostenible es solo parar a notar lo que es nuevo, solo lo que recientemente fue adquirido o logrado? ¿Qué tan contentas pueden ser nuestras vidas si los únicos momentos que consideramos dignos de saborear son escasos? ¿Qué tan ciegos somos ante lo que está frente de nuestros ojos?
La habilidad para estar fascinado
Una vez hubo una etapa en nuestra vida donde todo era desconocido y llamativo. Hubo una vez una etapa en nuestras vidas en la que todo era desconocido y llamativo. Tomábamos cualquier cosa en nuestras manos e ideábamos un juguete con ella; las nubes cobrarían vida en una miríada de formas, y un palo representaría una espada, una pala o un palo. A medida que salimos al mundo, vivimos, reímos y lloramos. Esa primera mirada, o el asombro que un sitio generó, no puede ser recuperada. Sin embargo, eso no significa que estamos condenados a vivir con una visión opaca del mundo; podemos cultivar la habilidad de estar fascinados, asombrados por cualquier cosa, mirar con ojos frescos de nuevo. El mismo mundo está ahí afuera; nuestros ojos son los que necesitan reajustarse. Necesitamos estar abiertos a observar, y observar.
Las condiciones para observar
Nuestro paisaje interior juega un papel primordial en la forma en que el mundo entero se despliega frente a nosotros. Incluso si es posible, la lluvia podría no ser una sinfonía pacífica para alguien que está debajo de las gotas. Para encontrar la fascinación, necesitamos silencio y disposición para estar aburridos. La primera significa la ausencia de ruido; estamos absortos por el objeto, y no nos podemos a nosotros mismos en el medio de la experiencia; es una experiencia pura. Entonces nos aburrimos. Resistir el ansia de extinguir esta sensación por medios ordinarios es nuestro próximo reto. Si tenemos éxito, algo curioso sucede: ideas cobran vida, trazamos relaciones entre distintos objetos, detalles que aparentemente no estaban ahí aparecen. En otras palabras, encontramos la manera de hacerlo divertido. El aburrimiento es la pareja perfecta para la creatividad.
Solo mira
Lo que observamos es nada y todo. Para comenzar, mirar es suficiente. Las diminutas marcas de una taza, el contraste entre las hojas marchitas y las que están llenas de vida, cualquier cosa a lo que quiera tener una mirada más detallada. El mismo objeto inspiraría diferentes ideas y experiencias a cada individuo: asociarlo con memorias, otros objetos, o ideas. Podríamos encontrar fascinación por la complejidad también. Una persona puede ser molesta, o inteligente, pero detrás de esa primera impresión hay un ser humano tan complejo como nosotros. Un objeto puede ser la fuente de belleza, inspiración o asombro por su relación con el mundo. Podemos perdernos en un tren de qué, cómo y por qué. La cereza sobre el pastel es que todo cambia, de la misma forma lo hará lo que observemos.
Un árbol
Algunos objetos pueden parecer aburridos; pensamos inconcebible que algo tan familiar, como un árbol, puede entretenernos, mucho menos tener un impacto en nosotros. Sin embargo, mira a las hojas, cómo el color ha cambiado a un tono diferente por la época o por el clima, el baile lleno de gracia que realizan al caer, el cual es único cada vez que el viento toda la música, qué particular es la interacción con perros, humanos, pájaros, qué maravilloso es el rango que
colores mostrado bajo esta luz, diferente a aquella de ayer, qué tan viejo podrán ser su tronco y raíces, las cuales podrían tener más tiempo que el nuestro sobre la tierra, el árbol podría estar aquí mucho después que nosotros, qué tan efímera son nuestra vida entera comparada con la de un árbol, ante la comunidad donde toma lugar, un país, el planeta, el universo.
No estamos discutiendo acerca de un árbol.
Encuentra algo que admirar
Quiero que mires a un objeto, una persona, una pieza de arte como lo es la balsa de la Medusa, o lo que se adapte a tus gustos, y observa los detalles y lo qué resuena contigo: gestos, significado, composición, ideas. Poco a poco, nos acostumbramos a observar objetos de una manera más atenta, a cultivar la quietud requerida para dicha tarea. La vida en general es más brillante y llena de vida. Podemos disfrutar de ambos: los grandes logros y los pasos pequeños. Puede que encuentres muchos detallas que pasan desapercibidos, tantos matices que ahora comienzas a apreciar.
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