Dar lo mejor de nosotros no es siempre lo que queremos hacer.
Existe una idea distorsionada del esfuerzo que nos hace sobreexigirnos. ¿Cómo podemos terminar un libro al mes si no podemos leer una página al día?
La realidad es que si no consideramos esos estándares, por lo que son, una visión o una meta en vez de una acción inmediata o una métrica bajo la cual juzgarnos, no seremos capaces de celebrar las pequeñas victorias de cada día, o nos sentiremos desanimados al estar tan lejos en comparación.
Tenemos que entender que dar lo mejor de nosotros no se trata de otras personas o esforzarnos mecánicamente.
Lo que está en riesgo es no llegar a donde queremos estar, o peor aún, no disfrutar del camino.
Una noción tóxica del esfuerzo
Tenemos que hacer 80 flexiones justo después de despertarnos, estudiar por 8 horas seguidas y finalmente trabajar 14 horas.
Oh, no nos olvidemos del entrenamiento.
Si no podemos tales criterios, deberíamos estar haciendo algo mal.
El problema con este orden de ideas no es la exageración del ejemplo, ni nuestra capacidad para lograr tales hazañas, sino el ignorar que el crecimiento funciona por medio de mejoras progresivas.
Los logros o metas pueden ser usados como inspiración, lecciones, o marcas que algún día superaremos. El atractivo de expandir nuestros horizontes o tener estándares altos es innegable.
Sin embargo, dar lo mejor de nosotros mismos va más allá de hacer una cierta cantidad de repeticiones, o pegarnos a un libro por horas.
Un ejemplo admirable
Hay un hombre que va frecuentemente al gimnasio al aire libre.
Uno puede observar su edad: cabello gris, bastante delgado, siempre con una camisa, jeans y zapatos no pensados para hacer ejercicio.
Lo que resalta no es la técnica para hacer flexiones, ni la cantidad de repeticiones; de hecho, podemos observar su esfuerzo contra la gravedad. Lo que destaca es su voluntad para hacer su parte.
No tendría sentido compararse con sus pares en términos de resistencia o fuerza. Su enfoque está en ser constante y rebasar sus límites cada día. Él se mide contra sí mismo.
En él podemos encontrar una pista acerca de lo que significa dar lo mejor de nosotros mismos; conocer nuestros límites e intentar expandirlos.
Nuestras dinámicas limitaciones
Un límite es la máxima cantidad de algo: la cantidad de tiempo que podemos leer, las repeticiones de un ejercicio, o la información que podemos procesar en un determinado tiempo.
Sin embargo, los límites no son estáticos. Ellos pueden ser expandidos o contraídos, dependiendo de si los empujamos.
Los límites representan líneas imaginarias que sirven de indicador para nuestro progreso. Si solo podemos hacer 10 flexiones, intentamos hacer 11. Si solo nos podemos concentrar en un texto por 5 minutos, intentamos hacer 10. De tal forma, llevaremos a esta línea imaginaria al siguiente nivel.
Los límites pueden estar mal establecidos en nuestra mente, sin embargo. Somos capaces de mucho más de lo que creemos. Ahí se encuentra la importancia de conocernos a nosotros mismos.
La única manera de descubrir nuestras verdaderas limitaciones es experimentar. Necesitamos saber si necesitamos más o menos peso.
La verdadera definición
Tal esfuerzo es siempre intentar ir más allá de esa línea, notar el pequeño progreso, y volver a superarlo el día de mañana.
Sin embargo, dar lo mejor de nosotros mismos va más allá de eso.
Algún día no conseguiremos sobrepasar la línea, así que nuestro objetivo debe ser la línea.
Algún día no llegaremos a la línea, así que nuestro objetivo debe ser acercarnos tanto como podamos.
Algún día no tendremos el tiempo, ni la energía mental. A pesar de ello, seguimos dando todo lo que tenemos, tan poco como puede que sea.
Como fue descrito en “Haz de cualquier actividad una experiencia inmersiva”. Necesitamos invertir todo nuestro esfuerzo en el trabajo que tenemos.
Tenemos que dar lo mejor de nosotros
Hay muchos factores que no controlamos: genética, circunstancias, materiales, y demás.
Pero dar lo mejor de nosotros mismos es una de las cosas que dependen en de nosotros.
Eso es lo que el hombre descrito antes inspira; no importa cuál sea nuestro actual nivel en cualquier cosa. Si damos lo mejor de nosotros cada vez, e intentamos superar nuestras actuales limitaciones, estamos obligados a mejorar.
Sin embargo, tal cosa no sucede por sí misma. Necesitaremos conocernos para saber cuándo tenemos que exigirnos más, cuándo ser amables, ser más estrictos o más suaves, reconocer nuestros verdaderos límites, y expandirlos.
El proceso implica un esfuerzo consciente y documentar nuestra travesía.
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